Publicado por Orestes Eugellés Mena
La relajación de la política monetaria por parte de EE.UU. y de la UE amenaza con agudizar las ‘guerras de divisas’ entre los países desarrollados y en desarrollo.
Pese a sus efectos positivos, las medidas de estímulo de la Reserva Federal de EE.UU. y el BCE conducen a un debilitamiento del dólar y del euro y, en resultado, a la agudización de las ‘guerras de divisas’ entre los países desarrollados y aquellos en vías de desarrollo, reza la Encuesta Global de Riesgos para septiembre de 2012 elaborada por el Banco de Rusia.
Los países en desarrollo tendrán que debilitar sus monedas artificialmente (lo que se conoce como ‘guerra de divisas’), ya que su fortalecimiento conduce a una caída en la competitividad de los productos nacionales.
Los desarrollados sofocan al resto
El ministro de Hacienda de Brasil, Guido Mantega, acusó recientemente a EE.UU. de desencadenar una guerra de divisas, y señaló que los países en vías de desarrollo tienen que esforzarse para hacer frente a los efectos del rápido fortalecimiento del tipo de cambio, ya que destruye la competitividad de las economías, mientras que las medidas de estímulo sólo empeoran su situación.
La principal imperfección del actual sistema monetario internacional es la utilización de la moneda nacional como la moneda principal. “Los requisitos para la estabilidad del sistema internacional en su conjunto entran en contradicción con las políticas económicas y monetarias basadas únicamente en los intereses nacionales e internos”, opina el economista italiano Tommaso Padoa-Schioppa.
En particular, las políticas monetarias expansionistas de EE.UU. (en realidad, de todos los países desarrollados) aumentan significativamente los riesgos para las economías emergentes.
Los países desarrollados tendrán que mantener las tasas lo más bajas posible en los próximos años, lo que obliga a los inversores a exportar capitales a economías con un rendimiento superior.
Pero los flujos excesivos de capital conducen, a su vez, a una sobrevaluación de moneda, al crecimiento de los déficits en cuentas corrientes y a las burbujas de activos, es decir, a todo lo que en el pasado terminó en crisis en estas economías, sostiene el economista italiano.
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