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Portugal: Jóvenes en fuga

 

PUBLICADO POR ORESTES EUGELLÉS MENA

Mario Queiroz

Los nuevos emigrantes son, en su gran mayoría jóvenes con grado universitario o técnico especializado, a quienes su propio país no les ofrece espacio para su desarrollo personal. Muchos parten incentivados por el optimismo que se vive en Brasil frente a la desilusión y el fatalismo que se respira en Portugal.

Los portugueses han escenificado grandes protestas.

La inmensa inversión en educación realizada por Portugal en las últimas dos décadas está yendo a parar a saco roto. O a Brasil y, en menor grado, a otras antiguas posesiones portuguesas, en África y Asia.

Para los menos calificados, en especial pequeños comerciantes, conductores de camiones, operadores de máquinas para la construcción civil, albañiles y electricistas, El Dorado es Angola, donde el dinero del petróleo y los diamantes desató uno de los mayores crecimientos económicos del mundo.

Macao es otro destino que comienza a perfilarse como preferencial para las víctimas de la crisis. Por un acuerdo que perduró por cinco siglos, este enclave fue "territorio chino bajo administración portuguesa" hasta diciembre de 1999, cuando finalmente pasó a jurisdicción plena de Beijing.

Además de su propio desarrollo y de la presencia de varias empresas lusas, Macao es una puerta de entrada a China para inversores y comerciantes portugueses.

Pero es en Brasil donde más la identidad cultural les hace sentirse como en casa. "Es salir de Portugal, pero como no irse al extranjero", dijo a IPS Mafalda Assenção, una egresada de la Facultad de Letras de Lisboa que planea emigrar.

También los contactos con la fuerte comunidad lusa residente en Brasil hacen que los jóvenes en fuga de la recesión, que deprimió el crecimiento económico de Portugal, lo vean como un norte promisorio que habla el mismo idioma.

La ventaja es emigrar a un país que es la octava economía mundial, 94 veces más grande que Portugal y con una población 18 veces mayor. Un mundo por conquistar y nada que perder en su estancado país, donde no tienen empleo ni subsidios.

Una gran ventaja comparativa frente a Grecia, un país de tamaño similar y con problemas de rescate económico-financiero inclusive mayores que Portugal, pero que no tiene todo un mundo que habla su lengua donde emigrar.

Los demás países de la Unión Europea, hasta ahora una alternativa, dejaron de serlo debido a unas finanzas zigzagueantes y a una economía que está haciendo agua por los cuatro costados.

En su gran mayoría, relata un reciente reportaje del diario Público, de Lisboa, son personas que van a usar los tres meses que Brasil permite permanecer sin visas a los extranjeros y luego comienzan a trabajar indocumentados, ya que los procesos de obtención de residencia son extremamente complicados.

A pesar de que existen diferencias, los portugueses tienen gran facilidad para imitar el acento brasileño, al que se han habituado entre el bombardeo de telenovelas en los últimos 35 años, mientras que para un brasileño es imposible imitar el portugués de Portugal.

Este factor es de gran importancia en el periodo en que se encuentran en situación irregular ante las autoridades. Los portugueses pasan desapercibidos en medio de una población que no les considera foráneos.

El investigador Pedro Góis, de la Universidad de Coimbra, explica que los portugueses en Brasil "no son extranjeros, sino una especie de tercera categoría: existe el nacional, el extranjero y el portugués".

Los portugueses que llegaron a Brasil en el último lustro difieren de las grandes olas de las décadas del 50 y 60, cuando "el perfil tradicional del emigrante, en general, era una persona del pueblo", sostiene el académico brasileño José Sacchetta Mendes, autor del libro Lazos de Sangre ("Laços de Sangue", editora Fronteira do Caos, 2010).

En su obra sobre los emigrantes portugueses en Brasil afirma que, "entre los calificados, existen dos tipos perfectamente detectados: los ingenieros civiles o electrónicos y los recientemente diplomados a nivel de posgrado y doctorado, que van a desarrollar su carrera académica en Brasil, donde la educación superior ha tenido un boom gigantesco".

Existe "una necesidad de doctorados que Brasil no está produciendo a un ritmo deseable y un diploma europeo es todavía muy valorado", afirma por su parte Góis, subrayando que, "de hecho, estamos exportando mano de obra más calificada que las emigraciones anteriores, porque la población portuguesa es ahora más formada". (Fragmentos tomados de IPS)

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