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Sindicalísimo

El mejor reconocimiento a Fidel será el diario cumplimiento del deber

Publicado por Orestes Eugellés Mena

 

Foto: Agustín Borrego TorresFoto: Agustín Borrego Torres

 

El significado de la desaparición física del Comandante en Jefe Fidel Castro para los trabajadores y el movimiento sindical; el papel que estos desempeñarán como parte de nuestro pueblo durante los homenajes póstumos de los próximos días y hacia el futuro, así como vivencias personales con el líder de la Revolución cubana, fueron temas de nuestra conversación este sábado con Ulises Guilarte de Nacimiento, secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba.

El miembro del Buró Político del Comité Central del Partido informó además que la CTC ya ha recibido más de 200 mensajes de diversas organizaciones del movimiento sindical internacional “con muestras de solidaridad, de acompañamiento al dolor del movimiento sindical cubano y sus trabajadores por la pérdida del compañero Fidel”.

“Uno de los primeros en trasladarnos un mensaje de condolencias ha sido George Mavrikos, secretario general de la Federación Sindical Mundial”, destacó Guilarte de Nacimiento, quien agradeció también gestos similares desde Perú, Brasil, Chile, República Dominicana y otros países de la región latinoamericana; así como por parte de sindicalistas españoles, franceses, portugueses, noruegos e italianos; y de naciones asiáticas como China, Viet Nam y Corea del Norte.

P- ¿Por qué la muerte de Fidel Castro constituye un duro golpe para el pueblo y los trabajadores cubanos?

“La pérdida del estadista de talla mundial y gigante político del siglo XX que es Fidel Castro Ruz, el fundador de la Revolución cubana, es para los trabajadores cubanos una pérdida insustituible, que se ha expresado en un sentimiento de profundo dolor y tristeza en toda nuestra clase trabajadora.

“Con el permanente vínculo y legado del compañero Fidel, los trabajadores encontraron el Primero de enero de 1959 la posibilidad, no solo ya de tener un proyecto social que respaldara sus demandas y reivindicaciones históricas, sino de convertirse en clase trabajadora en el poder, protagonista no solo de la misión de cualquier sindicato o movimiento sindical al representar a sus afiliados, sino como actor de las transformaciones que durante todos estos años hemos desarrollado en función de construir un socialismo próspero, sostenible, de bienestar y de generación de riquezas.

“Sobre todas las cosas —y en mi opinión es lo más importante— el legado de Fidel nos dio una oportunidad para la dignificación del ser humano, de sentirnos plenos de derechos y también de deberes. Ser partícipes, no de una forma pasiva sino mediante una participación real, en la búsqueda de soluciones, en la aportación de ideas a esas transformaciones que a lo largo de todos estos años han hecho que tengamos una Revolución respetada por sus principios de justicia social y también por sus sentimientos internacionalistas, solidarios; al haber desarrollado una clase trabajadora dotada de los más genuinos valores humanos y profesionales, hoy reconocida internacionalmente”.

P-¿Qué papel desempeñó Fidel Castro en la consolidación del movimiento sindical cubano actual?

“Al triunfo de la Revolución cubana pudimos contar con la presencia de Fidel desde los momentos iniciales en que se celebró en 1959 el X Congreso de la CTC. Dos años después, en 1961, tuvo lugar el XI Congreso de la CTC, que marcó una importante transformación estructural y también conceptual del movimiento sindical, la cual fue después profundizada durante la celebración del XIII Congreso en 1973.

“En esta cita se consolidaron las ideas, la concepción y el diseño de lo que quería Fidel que hicieran los trabajadores cubanos, de cómo Fidel visualizaba una clase trabajadora, sin la cual no era posible sostener la obra de la Revolución, porque a ella estaba dada justamente la misión de generar la riqueza que permitiera satisfacer las necesidades del pueblo, y a su vez cubrir los enormes gastos sociales que tenía el país. Por eso el Comandante en Jefe una vez le dijo a Lázaro Peña: si un día la Revolución estuviera en peligro, no dudaría nunca en ponerla en manos de los trabajadores.

“Así, fueron muchos años en que los trabajadores no solo actuaban en el escenario laboral del país, sino que lograban aglutinarse como una sociedad civil sólida junto con los campesinos, las mujeres, en las principales batallas que se desarrollaban en aquel entonces, tales como la campaña de alfabetización, la lucha contra bandidos, la batalla por alcanzar el sexto y el noveno grado, la batalla por la industrialización del país y la modernización de su planta industrial, la formación de los maestros de oficio, fueron muchos episodios…

“Ya en fechas más recientes, los sindicatos fueron un factor clave en las grandes movilizaciones para acompañar el programa agroalimentario en los campamentos agrícolas de La Habana; o en la conformación de los contingentes de la construcción, con los que Fidel demostró el valor político que tiene la motivación, cuando el trabajador asume el compromiso por hacer cumplir una tarea o misión.

“Lo mismo ocurrió con el movimiento de microbrigadas, que nos permitió en aquel entonces desarrollar de manera masiva y popular el programa de construcción de viviendas; o con todo aquel programa de impulso a la industria de la biotecnología al oeste de La Habana. Hay, pues, muchos ejemplos en esta etapa revolucionaria que muestran la confianza extraordinaria que tenía Fidel en el movimiento sindical cubano y en los trabajadores.

“Tampoco es posible obviar la etapa prerrevolucionaria, cuando desde las luchas últimas en la Sierra Maestra se conformó el frente obrero en el II Frente Oriental; o la convocatoria de Fidel a la gran huelga general, para que el ejercicio movilizador del movimiento sindical cubano y sus trabajadores asegurara la creación en todo nuestro pueblo de una verdadera conciencia de que estábamos desarrollando un profundo proceso revolucionario”.

P- ¿Cómo los trabajadores y dirigentes sindicales cubanos rendirán tributo a Fidel?

“Desde el conocimiento de esta triste noticia, bajo la dirección de nuestro Partido se ha diseñado un conjunto de actividades, algunas de ellas de carácter central, en la que el movimiento sindical tendrá una participación importante en la movilización de los colectivos de trabajadores para rendir tributo al compañero Fidel a lo largo y ancho del país.

“En la capital lo haremos en la Plaza de la Revolución, donde estaremos durante los días 28 y 29 de noviembre, para allí patentizar ese homenaje digno, merecido y de infinita gratitud al compañero Fidel. Participaremos igualmente el día 29 en el acto de masas aquí en la Plaza y acompañáremos también la despedida del cortejo fúnebre cuando parta a recorrer el país.

“Será una movilización caracterizada por su espontaneidad, por su profundo sentimiento de cariño, de respeto y de hondo reconocimiento a la labor del compañero Fidel, que los trabajadores desplegarán en cada uno de sus territorios.

“Estaremos igualmente convocando a la firma del juramento de nuestro concepto de Revolución, para dejar sentado que su legado no es solo del presente, sino que es justamente la expresión de un compromiso con la continuidad y el perfeccionamiento sistemático de su obra, la sincera lealtad a lo que él construyó y defendió siempre, como un bastión para hacer dignos a los cubanos, seguidores de su voluntad de no arrodillarnos jamás ante los designios del imperialismo norteamericano, para que el mundo siga sintiendo el orgullo y reconozca en nuestro país a un archipiélago pequeño, pero lleno de gloria, de virtud, y también en defensa de los ideales y compromisos de los más humildes en el mundo”.

P- Más allá de estos nueve días de duelo y homenaje póstumo, cómo los trabajadores desde su centro laboral pudieran ser cada día más consecuentes con este pensamiento de Fidel.

“El homenaje no puede centrarse solo en rendirle tributo a Fidel en su fallecimiento. El mayor y mejor reconocimiento será el diario cumplimiento del deber. El compromiso por sentirnos una clase trabajadora que tiene que continuar garantizando al avance en la implementación de los acuerdos del VII Congreso de nuestro Partido, así como poner en práctica la conceptualización de nuestro modelo económico y social, y llevar a vías de hecho el programa de desarrollo estratégico hasta el 2030 que hemos concebido y aprobado por voluntad propia.

“Como clase trabajadora, esa admiración hacia Fidel se debe demostrar en el quehacer cotidiano, en los espacios productivos, científicos, docentes, donde cada día, con el diario cumplimiento del deber, estaremos rindiendo el mejor de los homenajes al compañero Fidel”.

P- En lo personal, ¿qué representa Fidel Castro para su formación como revolucionario y como dirigente?

“Nací en 1964, con la Revolución. Desde mis primeros momentos de conciencia he escuchado la voz, el pensamiento, las ideas del compañero Fidel. Por lo tanto, mi formación está basada y fertilizada por ese legado. Fidel es para la inmensa mayoría de los cubanos nuestro gran padre, el hombre que ha sabido interpretar el pensamiento y el sentimiento de las grandes masas populares, el que durante todos estos años tan difíciles, en coyunturas tan complejas, ha sabido conducirnos a tener siempre la convicción y la seguridad en la victoria.

“Esa es una de las cosas más importantes de las que, para mí, han calado en mis convicciones revolucionarias. Siempre he tenido por filosofía que por muy grandes que sean los problemas, siempre hay una alternativa de solución, de encontrar una respuesta, por muy complejo que sea; y sobre todo, tener la capacidad de escuchar, de sentirme el ser más humilde de la tierra, de tener la posibilidad de aprender de los otros, y ser partícipe de esa fuerza arrolladora que tiene la dirección colectiva, el pensamiento multifactorial de muchas personas, de modo que cuando abordamos un asunto no creamos en la omnipotencia o la preponderancia del criterio personal

“Todos esos valores, unidos a la humildad, a la capacidad de tener la fuerza del ejemplo para el cumplimiento de las tareas, son valores que nos inculcó, de una manera u otra, la Revolución, pero de manera muy particular, el pensamiento, la filosofía y el trabajo del compañero Fidel.

“En los últimos años, la experiencia dentro de la dirección partidista, y más recientemente en el ámbito sindical, lo que hizo fue consolidar en mí la imagen de un Fidel al que cada día, lejos de descansar, lo veía dedicar más horas al trabajo, más tiempo al pensamiento, a la creación, a la búsqueda innovadora, permanente, de fórmulas para desarrollar nuestro país, a fomentar una conciencia en nuestro pueblo de total resistencia y fe en la victoria, ante la avalancha de la política imperial contra Cuba, en todos los órdenes, económico, mediático y de la subversión.

“No importaba cuál fuera el frente, Fidel siempre decía: tenemos un pueblo con capacidad para resistir y vencer. Los hechos más recientes del restablecimiento de las relaciones diplomáticas con los Estados Unidos evidencian el triunfo de nuestra capacidad de resistencia, y Fidel nos señalaba con mucha claridad la derrota que ha sufrido la política hostil, unilateral y criminal del gobierno norteamericano contra nuestro pueblo”.

P-¿Cuáles recuerdos cercanos de Fidel Castro le acompañarán siempre?

“En mi época como dirigente del Sindicato de la Construcción en La Habana Fidel visitaba mucho el movimiento de microbrigadas. Una noche, estando en La Güinera, Fidel llegó, y le preguntó al colectivo de compañeras y compañeros que allí estábamos qué hacía cada cual. Le respondí que era el secretario general del Sindicato de la Construcción. Fidel me dijo: esa es la mejor tarea que puede tener un dirigente sindical, estar permanentemente vinculado con sus trabajadores, en los momentos en que resulta más necesario el concurso y el ejemplo de todos.

“Algo similar sucedió cuando estábamos en el programa de construcción de las 411 escuelas en La Habana. La última ya era la escuela especial de Guanabo, eran aproximadamente las tres de la mañana, y llegó Fidel. Igual salimos a su encuentro, ¡y qué agradable!… Cuando le explicábamos la concepción del proyecto, nos dijo: es de verdad estimulante ver que compañeros con tanta juventud están asumiendo el compromiso de esta obra y la dominan con tanta precisión.

“Otra ocasión de las que más recuerdos guardo fue cuando hacíamos las tribunas abiertas por sectores y en los municipios. Siendo yo dirigente del Sindicato de la Construcción en La Habana, convocamos a una tribuna abierta, aquí mismo, casualmente, en el teatro Lázaro Peña, en este Palacio de los Trabajadores.

“Habíamos traído a varios constructores a los cuales Fidel le tenía alta estima, porque comenzaba la construcción de los pedraplenes en la cayería norte del país. El Comandante nos mandó a buscar y estuvimos casi cinco horas en los salones de protocolo, donde —sin sentarse— nos explicó casi al detalle la concepción que él tenía del programa de desarrollo turístico para aquella zona. Yo sentía tanta ilusión de ver cómo él tenía la modestia de explicarnos sus ideas, sus proyecciones, y sobre todo, la convicción que tenía de que ese programa debía favorecer el mejoramiento de los ingresos en divisas del país y también fomentar una cultura de desarrollo del turismo.

“Tengo otros muchos recuerdos. Cuando la batalla por el regreso del niño Elián González los contingentes de la construcción llegamos a movilizarnos en 17 marchas del pueblo combatiente, y la inmensa mayoría de esas marchas por el Malecón las encabezaba el compañero Fidel.

“Guardo imágenes muy bonitas —como los actos de aniversario en el Contingente Blas Roca Calderío— que me enorgullecen tanto, por haber compartido con un hombre de la capacidad, el reconocimiento, el liderazgo, y sobre todo, el ejemplo moral que Fidel representa para nuestra juventud”.

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