Honor a Nelson Mandela
Publicado por Orestes Eugellés Mena
Escritor Félix Argote Pérez
Con profundo dolor se desparramó en las distintas latitudes geografía la noticia del deceso de uno de los más grandes hombres, inscriptos en las páginas de la historia de todos los tiempos Nelson Mandela, líder político, estadista, humano, que hizo del dialogo oportuno, sincero, un sacerdocio que irradiaba, conmovía atrapando corazones.
El respeto, la ética, su sencillez, su bondad, su sinceridad, argumentos sólidos, su firmeza, sus principios, lo hicieron merecedor y alcanzar una dimensionada estatura política a nivel internacional. Los 27 años de confinamiento detrás de los rejas jamás lo debitaron por la causa que luchó toda su vida.
¡Ver a su país libre!
Uno de sus principales anhelos lo cultivó en sí y en su pueblo, a no guardar el rencor hacia los que durante muchos años oprimieron y causaron grandes heridas a su pueblo, es a respetarse los unos a los otros por encima de la raza, diferencias políticas. Predicó y luchó porque todos se sintieran como una sola raza y hermanos.
Esa gran proeza sólo la trazan los grandes como él. Desde temprana edad, traía en su frente la estrella luminosa, el don, el carisma, las virtudes, el liderazgo, su fortaleza, el ángel, el poder de su mente, la fortaleza de sus piernas que tuvieron que llevar sobre sí durante tantos años de lucha para lograr hasta hoy lo anhelado para ser respetado por sus familiares, amigos, allegados, y los que los rodeaban.
Fue el primer negro que llegó la presidencia en Sudáfrica, país que durante muchos años fue gobernado por los blancos sobre una mayoría negra. Su perseverancia, paciencia, inteligencia, empeño, principios sólidos, lo llevaron a escalar el Olimpo de los grandes en los libros de la historia, sin retórica. Eso lo pudo realizar Madiba por encima de las diferencias con otros.
Su capacidad de convocatoria, poder de conocimiento, al expresar con entre la pagadas palabras expresadas hacia los demás fueron parte de sus armas tan penetrantes que a penas se podían repeler.
Llegó, tocó el cielo, la cima en el panteón de los inmortales, a pesar de su edad, su enfermedad adquirida en prisión injusta, la cual deterioraron parte de su salud, pero no su fortaleza en sus ideas, en su lucha a través de tantos años.
Llegó a serle otorgado el Premio Novel de la paz, honor tan mereció y acertadamente conferido.
Algún día no tan lejano habrá que elegirle un monumento a este fiel luchador en muchos rincones del mundo en recon0cimiento a su hucha y haber logrado la libertad de muchos, de su pueblo y del mundo.
Fue sin dudas un artista de la ética, nos enseñó compartir la mesa dentro de los buenos hábitos, el respeto y que el entendimiento puede llevarnos a coincidir para salir hacia adelante.
Es ya un icono, se convirtió en un mito, hasta sus enemigos lo respetaron siempre, reconocieron en él, un Atila fuera de época, incluso acudieron a rendirle el mejor tributo a sus exequias.
Las lágrimas que se derramaron por su deceso se convertirán en un mensaje, un gran río por donde se pueda navegar todo juntos en una sola raza.
¡La raza humana!
Donde el respeto, el cariño, la sencillez, el intercambio por igual, a que todos no miremos unos da los otros, compartamos lo que tenemos, podamos dialogar y compartir la mesa.
Creo que será la mejor honra que podamos dedicarle a su memoria, será la mejor manera de colocarlo en el pedestal más alto que pueda erigirse hacia él.
¡Gloria Eterna a Madiba en tu viaje hacia la inmortalidad!
Descansa en paz en la tierra que te debió nacer, ella te acogerá, porque los grandes como tu regresar a su lugar de origen.
Entonces ella te abonará, acariciará eternamente.
¡Muchas gracias por lo que haz hecho y por tu enseñanzas!
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