La CEPAL no descarta un escenario peor para 2012
Publicado por Orestes Eugellés Mena
Autor Alejandro Rebossio
Que Latinoamérica crezca el 3,7% en 2012 es el pronóstico más optimista que formuló la semana pasada la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Un 3,7%, menor al 4% que preveía la CEPAL hace tan solo dos meses, sería la menor tasa de expansión de Latinoamérica desde 2003, cuando comenzó el periodo de bonanza de las materias primas, con la excepción de 2009, el año de la recesión mundial. Pero la CEPAL no descarta un escenario más pesimista en caso de que los países de la periferia de la eurozona, incluida España, no superen sus dificultades y la moneda única entre en una crisis que podría resultar mayor a la de debacle hipotecaria de EE UU en 2008.
El organismo de la ONU que dirige Alicia Bárcena señaló que una crisis de esas proporciones reduciría aún más la demanda de bienes y servicios latinoamericanos y debilitaría algunos fundamentos macroeconómicos positivos que muestra la región. Una crisis europea más profunda afectaría el volumen y los precios del comercio en Latinoamérica y en otras regiones a las que exporta esta región, como Asia. También se resentirían las remesas de emigrantes latinoamericanos que residen en países desarrollados, después de la recuperación que experimentaron este año las que proceden de EE UU. La inversión extranjera directa, que de por sí se prevé menor en 2012, se contraería aún más en caso de que se depriman las economías de los países en que reside buena parte de las multinacionales.
“La región sufriría, además, un mayor impacto proveniente del canal financiero, por el efecto del aumento de la volatilidad y la incertidumbre”, comenta la CEPAL. Hasta ahora, un considerable número de países siguen consiguiendo endeudarse en los mercados internacionales, incluso a tipos de interés cada vez más bajos, como Brasil o Uruguay. Otros países como Argentina no tienen acceso a estos mercados, por lo que no los van a echar de menos, a no ser que se les acaben las fuentes de financiamiento dentro de organismos estatales, algo que por ahora se descarta.
Se “podría desatar, como ocurrió a fines de 2008, un aumento de la demanda de activos financieros de corto plazo denominados en dólares, en especial de bonos del Tesoro de los Estados Unidos, un proceso conocido como ‘huida hacia la calidad’, en el que los inversores internacionales buscan refugio en activos financieros de bajo riesgo relativo y elevada liquidez”, señala la CEPAL. “Ello podría originar una salida de capitales de las economías emergentes, entre las que América Latina y el Caribe no serían una excepción.
En consecuencia, podrían presentarse dificultades de acceso al crédito externo y presiones a la depreciación de las monedas locales. Aunque esto podría ser una buena noticia desde la perspectiva de la competitividad de los sectores exportadores y sustituidores de importaciones de la región, en el corto plazo, una depreciación abrupta de las monedas de América Latina y el Caribe afectaría a quienes tienen deuda en moneda extranjera, a la vez que presionaría sobre las tasas de inflación. Para atenuar este movimiento, los bancos centrales podrían utilizar parte de las reservas internacionales acumuladas durante los últimos años”, aconseja el organismo de la ONU. En 2011, algunos países aprovecharon la bonanza para elevar sus reservas más del 20%, como Chile, Uruguay, Bolivia, Brasil, México y Colombia. En cambio, cayeron las de Argentina y Venezuela, según indica la CEPAL.
A menor demanda mundial, menores precios de las materias primas, principales exportaciones de Sudamérica. Las cotizaciones bajarían entonces más que en el escenario previsto en caso de que Latinoamérica crezca al 3,7% anual. “Esto afectaría de manera negativa el ingreso nacional y, por lo tanto, la demanda de los países de la región”, observó la CEPAL. Precisamente en su Balance preliminar de las economías de América Latina y el Caribe de la semana pasada, el organismo destaca que los ingresos provenientes de la exportación de materias primas permitieron este año que la economía de la región crezca también por el impulso de la demanda interna. Si los precios de los productos básicos caen a los niveles de la crisis mundial de 2008/2009, que igualmente eran históricamente altos, y el volumen de exportaciones se mantiene como en 2011, se perderían ingresos de exportación equivalentes al 3,2% de la economía latinoamericana.
Como los precios de las importaciones también bajarían -aunque menos, por que en general son bienes industriales- y el giro de utilidades de multinacionales a sus casas matrices se reducirían por el crecimiento inferior de las economías, el déficit de cuenta corriente sería del 2% del PIB, en lugar del 1,8% previsto en caso de que Latinoamérica se expanda al 3,7%. “Como es probable que en un contexto de esta naturaleza el volumen de las importaciones se contraiga también, este déficit sería aún menor, de manera que a nivel regional la cuenta corriente no representaría una vulnerabilidad”, confía la CEPAL. Los superávits de cuenta corriente, que se han ido perdiendo en la región desde 2008, son fortalezas necesarias para enfrentar tiempos de salidas de capitales, según economistas como lo del Instituto de Pesquisa Econômica Aplicada (IPEA), del Estado brasileño, o del Centro de Estudios de Estado y Sociedad (CEDES), de Argentina.
Un abaratamiento de las materias primas también afectaría a los países que atan a ella sus ingresos, como los que imponen impuestos a la exportación (Argentina) o los que cuentan con empresas estatales de minería (Chile) o petróleo (México, Colombia, Ecuador o Venezuela). Esta situación “podría poner en una situación delicada a los balances fiscales y dar lugar a la adopción de políticas públicas procíclicas que acentuarían los efectos negativos en la demanda interna”, advierte la CEPAL.
Las mayores caídas de ingresos estatales se producirían en Chile, México, Ecuador y Venezuela, según este organismo. “Si se optara por la alternativa de incrementar el endeudamiento público, hecho factible dados los reducidos niveles de endeudamiento de la mayor parte de las economías latinoamericanas (para varios países del Caribe la situación es bastante distinta), se encontrarían mercados menos accesibles y, consecuentemente, costos mucho más elevados”, advierte la CEPAL. Pero hay situaciones bien distintas: desde un Chile que cuenta con un fondo anticíclico hasta una Venezuela con una alta prima de riesgo, pero elevado superávit de cuenta corriente.
No solo el sector público quedaría afectado por el menor crédito. También las empresas. De todos modos, la CEPAL considera que Latinoamérica está menos vulnerable que las economías emergentes de Europa, Oriente Medio y África, y al mismo nivel que las del Asia emergente.
La CEPAL recomienda a los países latinoamericanos que preparen medidas para contrarrestar un panorama económico peor al previsto y consigan las fuentes para financiarlas. Entre esas herramientas prevé “la protección y el estímulo a la generación de empleos”. También recomienda el estrechamiento de lazos financieros y comerciales en la región. Menciona las iniciativas de la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR), aún en estado de proyectos, para fomentar el comercio entre sus miembros y crear un fondo monetario regional que asista a los países con problemas de balanza de pagos.
La CEPAL considera que la región cuenta con recursos para enfrentar la crisis del mismo modo que ya lo hizo en 2008/2009. Cita que Brasil y Perú ya han adoptado medidas para enfrentarla. “A principios de diciembre el Gobierno brasileño anunció la reducción de impuestos a las transacciones financieras relacionadas con la inversión extranjera de largo plazo, al crédito interno, a los bienes de consumo duraderos (línea blanca) -una medida que ya se implementó exitosamente en el cuarto trimestre de 2008 y el primer semestre de 2009- y a ciertos alimentos básicos (trigo, pan y pastas).
Además, se elevó el precio máximo de las viviendas que califican para obtener una tributación preferencial bajo el programa Minha Casa Minha Vida (Mi Casa Mi Vida). Finalmente, se prevé una devolución de impuestos a exportadores de productos industrializados, hasta un monto equivalente al 3% de sus ventas. En Perú, se promulgaron dos decretos de urgencia en septiembre y octubre que establecen un conjunto de medidas de corto y largo plazo para revitalizar la economía. Éstas incluyen inversiones públicas en construcción y mantenimiento de infraestructura, garantías para créditos a micro y pequeñas empresas y a exportadores no tradicionales, y programas de empleo temporal”, reseñó la CEPAL.
Chile ha prometido medidas: “A fines de noviembre, el Gobierno anunció que para el caso de una crisis se contemplaban planes de contratación de empleo directo y medidas de incentivo al empleo y a favor de la inversión. Además, se anunció que el Banco Estado retomaría su función de proveedor de liquidez para los agentes económicos y especialmente en los sectores clave como el inmobiliario, al igual que lo ocurrido durante 2009″.
(Tomado de El País)
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