¿Cuánto puede imaginarse uno de una selva en el corazón de la Amazonía brasileña? Los bosques, el imponente río, las comunidades, la pobreza, pero nunca, nunca, nadie se imaginaría un médico.
Hasta hace unos días, este lugar contaba con doctores cubanos. Ahora, quizá, el panorama retorne a lo incierto para una población que abrió sus puertas a quienes consideraron parte de sus familias.
Foto: José Manuel CorreaEn el medio del archipiélago Marajó, en un puesto de salud, trabajaban dos cubanos: la doctora Mariuska Castillo Grande y el doctor Jorge Lázaro León.
Entre los dos, atendían a 6 mil pacientes, personas que vivían en un lugar donde los elementos que miden la salud de una población estaban «por el piso».
Desde que llegamos, nos cuenta el profesional, se comenzaron a organizar los horarios de atendimiento a las embarazadas y a los pacientes hipertensos.
Foto: José Manuel CorreaPero los galenos cubanos curan más que enfermedades, curan el alma. Comparten con esas comunidades que parecen dejadas en el olvido o inmóviles con el paso del tiempo. Les enseñan un poco de nuestra lengua materna y aceptan sus invitaciones cuando nadie más lo hace.
«Nosotros enseñamos a los niños a lavarse los dientes; incluso, a las mujeres tuvimos que explicarles cómo debían lavarse la vagina», cuenta el doctor Jorge Lázaro León.
***
«Ser mujer no me limitó», así me dijo la doctora Yuliet Basalo Barreda, quien desde junio de 2016 se desempeñó como doctora en Coarí, en el mismo centro y corazón de la Amazonía.
Ahí, donde el acceso es solo por aire y barco, en este caso, por el Río Solimões, llegaron los colaboradores cubanos del programa Más Médicos.
«Desde el momento en que llegamos, nos dimos cuenta que no había mucha organización con el sistema de salud y, de a poco, demostramos de lo que estamos hechos los médicos cubanos, que no es solo nuestra preparación como profesionales, sino también como seres humanos».
«La gratitud que nos llevamos del pueblo brasileño siempre quedará en nuestros corazones», afirmó.
***
Me contaron de otro doctor que había estado en la Amazonía. Le pregunté si podíamos conversar un poco, pero él, de buena fe, hizo más, compartió conmigo las fotos tomadas en su puesto trabajo. Entonces, aplico a la idea de que una imagen vale más que mil palabras, por lo que yo también las comparto con ustedes.
Foto: Cortesía de la Brigada Médica
0 comentarios