El movimiento obrero, junto a las principales autoridades políticas y de gobierno en Guantánamo, acompañó este lunes las cenizas de Mario Laffita Rodríguez, que por última voluntad quedarán para siempre en los predios del antiguo central Romelié, ingenio al cual dedicó prácticamente toda su vida.
Nacido en el municipio de Manuel Tames, el 12 de febrero de 1963, comenzó su trayectoria laboral en la Empresa Integral de Transporte como pailero, profesión que más tarde le hiciera descollar en fábricas talleres y surcos de los ingenios Argeo Martínez, Honduras y Paraguay, así como en la terminación de importantes obras constructivas en la provincia.
Fue acreedor de las Órdenes Lázaro Peña de I, II y III Grados; Medallas Jesús Menéndez, la de Hazaña Laboral y la Distinción Jesús Suárez Gayol. Además, Vanguardia Nacional por 22 años consecutivos del sindicato nacional Azucarero y recibió la condecoración de Héroe del Trabajo de la República de Cuba en el año 2004.
Padre de dos hijos y ejemplo para su familia, Mario Laffita Rodríguez batalló contra una penosa enfermedad con extraordinario espíritu revolucionario y dejó para quienes le conocieron un ejemplo de consagración, disciplina, combatividad y patriotismo.
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