Carlos Tabares la imagen de un atleta
Publicado por Orestes Eugellés Mena
Autor: Lic. Félix Argote Pérez
Pasará el tiempo, nuestros aficionados y fanáticos reconocerán al moreno de ébano que vistió blanco y azul con el No. 56 del equipo de beisbol INDUSTRIALES de las cuatro letras de Cuba.
De nuevo el estadio Latinoamericano se repletó para despedir a uno de los grandes del béisbol amateur revolucionario cubano.
Fue oportuno aprovechar el encuentro entre los equipos de INDUSTRIALES y el de Las TUNAS compitiendo para el pase a la gran final contra el otro grande, el conjunto de Granma.
Los grandes como Tabares merecen el honor, el reconocimiento, la pasión, respeto y cariño, por su abnegada entrega a este pasatiempo nacional: Lo anterior se lo expresó el pueblo de Cuba, y todos aquellos que fueron compañeros de equipo y contrarios dentro del terreno y fuera de este.
Para muchos y para nuestro pueblo ha sido una de las despedidas más grande a un atleta, hecho que llena de emoción y agradecimiento.
Carlos Tabares no solo dejó la piel en el terreno como se solía decir, sino que desparramó sus energías, su estrega, disciplina, ejemplo, carisma, consejos; transmitió sus experiencias, el respeto así mismo y al contrario dentro y fuera del cuadrilátero.
Para siempre será recordada su imagen de atleta desde los pies hasta la cabeza con un corazón tan grande que se le quería salir del pecho al recibir tanta admiración.
Lo vimos llorar como un niño, apenas pedía respirar, buscaba en cada suspiro el segundo aire, apretones, abrazos, besos, expresiones en sus oídos de los compañeros de su equipo, y el de Las Tunas quienes lo cargaban en peso.
Alguna que otras veces, una palabra obscena brotaba de sus labios, parecía que su traje iba a reventar al hincharse en cada suspiro.
Muchos fueron los reconocimientos obsequiados por distintos organismos, la presencia de su familia, compañeros de años en el terreno, de su equipo insigne y el de Las Tunas, y para completar tanta emoción fue sorprendido por las abejitas del grupo La Colmenita, resultando un niño más entre los integrantes del destacado conjunto infantil.
Pienso que por su integralidad, su ejemplo es uno de los íconos de nuestro beisbol, que servirá de referencia para las presentes y futuras generaciones. ¡Carlos Tabares entró en el olimpo de los grandes, adueñándose del corazón de nuestro pueblo!
Es el tipo de atleta que necesitamos tener bajo cualquier circunstancia y en cada momento. ¡Tabares te damos las gracias por tu lealtad y patriotismo a nuestro pueblo!
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