Venezuela: Las calles para los revolucionarios
Publicado por Orestes Eugeeellés Mena
Me recordaba el amigo e investigador cubano Salvador Arias García  aquellas palabras del Apóstol acerca de que una oposición digna, si  quiere cambiar la administración de una república, “era bienvenida al  campo de la discusión, y allí todo hombre honrado estará para escucharla  y atenderla”.
Pero esta oposición no es la venezolana, que se  asemeja más a aquella que en los tiempos oscuros de México juntaban a  los partidarios de quien fuera luego dictador Porfirio Díaz y a lo más  retrógrado del clero, muy alejado del ejemplo del cura patriota Miguel  Hidalgo y Costilla.
Escudada en una mayoría parlamentaria ganada  en elecciones democráticas, la posición de los contrarios al Gobierno  Bolivariano es manifestarse violentamente en las calles, con  pretensiones golpistas. Llegando al asesinato, después que sus  representantes en la Asamblea Nacional no solo no han elaborado ni un  decreto constructivo, sino que han tratado de destruir otros de  beneficio al pueblo, antes de salir de la legalidad, debido a los  fraudes que cometió para lograr los votos necesarios en el proceso  revocatorio que pide contra el presidente Nicolás Maduro.
Precisamente,  el mandatario puso en sesión permanente al Consejo Nacional de Defensa y  afirmó que no habrá golpe de Estado, pero subrayó que el gobierno  estará presente en todo diálogo de paz y que  ante cualquier intento  contrarrevolucionario el pueblo, se volcará a las calles y no las  abandonará.
Pienso que ello es lo más adecuado en estos momentos  en que no se debe bajar la guardia de manera alguna, y más conociendo la  inescrupulosidad ajena manejada por conocedores de la subversión con  experiencia en otros países que, además de recurrir a calumnias y  tergiversaciones, acumulan explosivos y otros tipos de armas, a fin de  provocar el caos necesario para la desestabilización.
Estos  elementos ya han logrado notables triunfos contra los gobiernos  progresistas que existían en Argentina y Brasil, están  activos en  Ecuador y Bolivia, y tienen desde hace años a Venezuela en el principal  punto de mira.
Porque esta oposición, como buena hija del  Imperio, no ataca, roe, finge lo que no existe y no tiene la  inteligencia necesaria para examinar lo cierto, con padrinos llegados  del exterior que ayudan a crear actos imaginarios que trata de exponer  como verdades, a fin de censurar y herir.
La guerra económica,  aunque combatida, sigue vigente, por lo cual el mandatario y el equipo  gobernante que le acompaña traza y emprende, y comprueba en el terreno  –algo insoslayable- planes que van calando y mejorando todo lo que  concierne al respeto de los derechos humanos, entre lo que sobresale la  disminución de la pobreza a menos de un 5%.
Pero la experiencia  debe servir para conocer acerca del modo como el Imperio ha trabajado  para desestabilizar gobiernos progresistas y deponerlos mediante golpes  suaves, que en Venezuela alterna con la violencia, tratando de crear una  situación parecida a la que tuvo lugar en Ucrania.
Otro amigo y  colega, este canadiense, Jean Guy Allard, fallecido no hace mucho,  explicaba como funciona  la Agencia Internacional para el Desarrollo  (USAID). Con base en archivos desclasificados del Departamento de Estado  y la Agencia Central de Inteligencia (CIA), mostro como desde Iraq a  Venezuela que ese ente es uno de los mecanismos de inteligencia y  desestabilización más activos del mundo.
Trata de manera cercana  con organizaciones privadas, grupos de indígenas, asociaciones de  profesionales, religiosas y otras, penetrando particularmente en  Venezuela en grupos políticos y estudiantiles opositores.
No es  nada nuevo lo que escribimos, pero si es bueno reiterarlo  periodísticamente, porque la posición vuelve a intentar la ocupación de  plazas públicas en Caracas, que hace mucho desarrollaron las criminales  “guarimbas”y atentados a chavistas.
Por eso es adecuado el  llamado revolucionario de ocupar las calles, no dejarlos respirar, para  dar al traste con una de las recomendaciones de Gene Sharp en su libro   De la dictadura a la democracia, que debe ser acompañada con una bien  planeada estrategia de relaciones públicas, donde intervienen personajes  sobresalientes en el arte de mentir y tergiversar la verdad.
Ya  sabemos que esta administración norteamericana ha hecho hincapié para  denostar a Venezuela y nada bueno se espera de la próxima, como muestra  esta recurrente declaración de Hillary Clinton en el 2009, cuando era  secretaria de Estado: “Nos preocupan líderes que son electos imparcial,  libre y legítimamente, pero que después empiezan a minar el orden  constitucional y democrático, el sector privado, los derechos de los  pueblos de ser libres del hostigamiento,  represión y participar  plenamente en sus sociedades”.
Tomado de Cubasi
 
       
		
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