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Sindicalísimo

Medio siglo de atención materno-infantil

Mirada a los orígenes

(Tomado del Periódico Granma)

 

Al triunfo de la Revolución en 1959 apenas un 10% de los niños tenían acceso a una atención pediátrica especializada y menos del 60% de los partos ocurrían en instituciones de salud. La inequidad social prevaleciente posibilitaba que mientras la tasa de mortalidad infantil, sin registros estadísticos aún confiables, ascendía a 49,7 en las provincias orientales, en las occidentales alcanzaba 25,1.

La Campaña Nacional de Alfabetización en 1961 abrió los cauces a la educación sanitaria, y la aplicación desde 1960 de una política social permitió establecer desde entonces la equidad en el acceso a los servicios, que fueron progresivamente ampliados con puestos médicos rurales, hogares maternos para acercar a las embarazadas a los servicios con salones de parto, y los policlínicos que inician la atención primaria en el país, para priorizar la asistencia a los grupos más vulnerables de la sociedad.

Es importante señalar, en este recorrido emprendido, que el incremento significativo de la tasa de mortalidad (46,7) en 1969, está dado por tres razones fundamentales: el aumento en este decenio de la morbilidad (frecuencia) y mortalidad por afecciones diarreicas y respiratorias, el perfeccionamiento de los servicios estadísticos y el aumento de rigor en la definición de "nacidos vivos", respondiendo a criterios establecidos por la OMS.

En la segunda década, fijada de 1970 a 1979, comienza el Programa de Reducción de la Mortalidad Infantil, se aprueba la Ley de Maternidad de la mujer trabajadora, y continúa la construcción de nuevos centros asistenciales. En cuanto a los recursos humanos, se crean las especialidades de Neonatología (rama de la Pediatría que se ocupa de los recién nacidos) y la Licenciatura en Enfermería, y se realiza la incorporación de los integrantes de las organizaciones sociales y de masas como promotores de salud comunitarios.

Los frutos de este esfuerzo son ostensibles: la mortalidad desciende en este decenio de 38,7 a 19,4. Es significativa en esta etapa la disminución de las tasas de defunciones por diarrea (de 5,5 a 1,1 por 1 000 nacidos vivos).

El tránsito de 1980 a 1989 se caracteriza por la creación del plan del médico y enfermera de familia y el establecimiento de dos nuevos programas: uno para la Atención Materno-Infantil con enfoque integral, que perfecciona el de Reducción de Mortalidad Infantil, y otro dirigido a la disminución del bajo peso al nacer.

En este periodo se crea una red de unidades de terapia intensiva pediátricas, neonatales y de seguimiento del trabajo del parto, se introducen tecnologías de diagnóstico prenatal para la determinación de alfafetoproteína, el ultrasonido diagnóstico y pruebas para la detección precoz de hipotiroidismo congénito y fenilcetonuria. Se inaugura el Cardiocentro William Soler, de Altahabana y la Red Cardiopediátrica. ¿Resultados? La tasa de mortalidad desciende de 19,4 a 11,1.

Si hubiera que ejemplificar el titánico esfuerzo del país para mantener "contra viento y marea" las conquistas de la Revolución en salud luego de la desaparición de la Unión Soviética —con la que se mantenía mayoritariamente el comercio de la Isla— y el recrudecimiento del bloqueo de Estados Unidos contra Cuba, bastaría con analizar el comportamiento de la tasa de mortalidad infantil en la década de los años noventa, que siguió disminuyendo de 10,7 a 6,5.

Durante esa etapa, en la que golpeó con mayor dureza el periodo especial, el Programa Materno-Infantil continuó siendo una prioridad, apoyado decisivamente por los trabajadores de la salud. Entre otras muchas acciones se determinó que los hogares maternos, surgidos como una respuesta a la necesidad de acercar a las gestantes a los centros hospitalarios, se convirtieran en escenario para la recuperación nutricional de las embarazadas, y se instrumentaran escuelas de educación sanitaria para la promoción de la lactancia materna y el cuidado de la madre y el niño.

En el 2000-2009 se mantiene la prioridad de atención a los grupos más vulnerables. Se realiza un importante estudio social nacional que incluyó a 366 864 personas con discapacidades mayores: físico-motoras, visuales, auditivas, mentales, y deficiencias de las funciones y estructuras de los órganos (insuficiencia renal crónica), fundamentalmente.

En la actualidad se ofrecen a todas las gestantes los siguientes servicios a nivel del área de salud: clasificación del riesgo genético a la captación del embarazo; estudio de electroforesis de hemoglobina para identificar portadoras de anemia drepanocítica (sicklemia); si la gestante es portadora se practica el estudio al esposo, y si ambos lo son, se realiza al hijo por nacer el diagnóstico de la condición de sano, portador o enfermo.

También se hacen Ultrasonido genético en el primer y segundo trimestres del embarazo, y un estudio de alfafetoproteína para la identificación de defectos del sistema nervioso central. A las gestantes de 37 y más años, las de mayor riesgo de tener un bebé con enfermedades debidas a alteraciones cromosómicas (Síndrome Down, por ejemplo) se les da la posibilidad de realizarse un estudio prenatal citogenético.

Todo ello hace posible que Cuba alcance hoy una tasa de mortalidad infantil por malformaciones congénitas de 1,0 por 1 000 nacidos vivos. Estados Unidos reporta 1,8; Japón, 1,5; Noruega, 1,7; Argentina, 3,6; y Chile, 3,7.

Este somero recuento de resultados concretos son expresión del cumplimiento y desarrollo de la política cubana en la atención materno-infantil, que tiene sus orígenes en La historia me absolverá, el histórico alegato de Fidel, que sustenta la plataforma programática de los avances logrados a favor de la salud del pueblo.

Palabras del doctor Roberto Morales Ojeda, ministro de Salud Pública

El año 2010 concluye con resultados satisfactorios en los indicadores del Programa de Atención Materno-Infantil. Esto lo han hecho posible los trabajadores de la salud con su entrega al trabajo, su calificación técnica, el amor a su pueblo y el compromiso con nuestra Revolución. La reorganización, compactación y regionalización asistida de los servicios nos permitirán seguir mejorando la calidad de la atención médica y los indicadores de salud de nuestro pueblo. ¡Comparto con ustedes nuestro optimismo en el futuro y les felicito calurosamente por la labor realizada!

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