UN PRESIDENTE SURGIDO DE LOS TRABAJADORES
Por Félix Argote Pérez
Querer expresar en pocas palabras la imagen y grandeza de un indio de pura raza, obrero, cocalero y dirigente sindical en pocas líneas resulta al difícil utilizar la síntesis.
Un hombre que surgió de la pobreza de una zona intrincada en su país, el cual tuvo que trabajar duramente desde joven para ganar sus sustento y ayudar a u familia, Su raza, color, el trabajo, inquietudes, visitudes, la marginación y muchas cosas más, fueron la fragua que fue forjando en él, sus convicciones, conciencia y ese don de liderazgo que fue adquiriendo en el ejercicio cercano y constante con la clase trabajadora.
Liderazgo basado con esa visión tan lejos de presente y futuro, con un deseo de luchar sin mirar sacrificios, esfuerzos, con una firmeza en sus principios, como el acero, presto a sentarse al diálogo con el enemigo dentro y fuera del país, sin hacer concesiones que puedan dañar a su pueblo.
Mucho daño se le ha querido hacer a su pueblo e imagen personal, pero su voz se empina, la fortaleza de sus análisis de expresar la verdad de acorde a lo que necesita su país, hacen que se le respete.
Hombre integrado con otras pueblos, ha realizado una serie de reformas sociales, económicas y eolíticas que preocupa al imperialismo, que hace muchas años Bolivia necesitaba.
Por ello, cuando se la trata de presionar, ponerle las más difíciles obstáculos recurre a su pueblo, va a las calles, se alinea en marcha compacta sin miedo a su integridad física escoltada por los trabajadores y las capas sociales que lo forjaron a él.
Evo tiene tanta fuerza en su pensamiento, en el actuar, que con su voz ciega a sus enemigos
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