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Sindicalísimo

Brasil: Puente de la infamia

Publicado por Orestes Eugellés Mena

La oligarquía financiera que domina el mayor país de América del Sur utiliza todos los medios posibles para desbaratar las protestas en demanda de justicia.

Cinco días de carnaval brasileño, considerado entre los mejores del mundo, han sido un marco más para que el pueblo brasileño exprese su rechazo a la política neoliberal y, por supuesto, antisocial, puesta en práctica por el presidente ilegal y golpista, Michel Temer.

Hay cuestiones que asombran, como esa de desfalcos comprobados de figuras del legislativo y de otras que lo fueron y fueron destituidos por ello, pero nadie ha sido enjuiciado seriamente, nadie está en prisión, como debe ser, todos parte de la componenda para derrocar a la legítima presidenta, Dilma Rousseff.

Hace unos días, el colega Iroel Sánchez expresaba en la versión televisiva de La pupila asombrada como Temer indicó que una importante razón contra Dilma era su negativa a poner en práctica el programa pomposamente llamado Un Puente hacia el futuro.

Lo interesante de todo esto que los medios de información, controlados por la reacción se limitaron en esos días a resaltar las incidencias del juicio político a Rousseff, pero no escribieron ni  una sola línea sobre el documento que entregaba los recursos naturales de la nación a la oligarquía financiera.

A veces leemos algo sobre austeridad fiscal, o disminuir los gastos del gobierno, lo cual significa para un régimen como el de Brasil el hegemonismo de la privatización, lo cual hizo que el presidente venezolano, Nicolás Maduro calificara de sicario a Temer, y agregó que este está haciendo en Brasil lo que no hizo Pinochet en Chile, que es bastante y muy elocuente decir.

Para recolocar a Brasil en la ruta de la influencia de Estados Unidos, antes con Obama, ahora con Trump, se necesita orden y progreso, lo cual se traduce en represión para controlar y abrir todas las válvulas para que acudan libremente los inversionistas, sin contar todas las cuestiones muy de moda referentes a los paraísos fiscales, a fin de para eludir los impuestos.

Por lo pronto, se han intensificado los despidos, crece la miseria y el deambular de seres sin viviendas, además de que programas sociales como Bolsa de Familia, para las personas más necesitadas, ya están siendo preparadas para eliminarlas, con el beneplácito de la mayoritaria derecha legislativa.

Lo cierto  es que el Puente no es más que un programa similar al del también reaccionario Mauricio Macri en Argentina: Ajuste fiscal, elevar la edad mínima de jubilación, reducir la cantidad de ministerios y controlar la inflación.

Complicidad

Ya Dilma Rousseff había señalado antes de ser depuesta que “todos los beneficiarios del proceso que pretende usurpar el poder” son “cómplices”.

Y ello toca muy cerca a la principal cabeza visible, Temer, quien, siendo aún vicepresidente, ya había previsto tal deposición en  una reunión de coqueteo con los inversionistas de Wall Street en Nueva York, donde confesó abiertamente que el proceso de enjuiciamiento político se lanzó cuando Dilma se negó a aceptar el programa económico de austeridad y privatizaciones de los banqueros.

La publicación en línea Intercept de Glenn Greenwald fue la primera en llamar la atención a esta descarada admisión de que el juicio político contra Rousseff había sido un golpe de Estado de los banqueros. Un columnista del periódico de Sao Paulo Estado había acusado violentamente a Intercept de adulterar el video pertinente del discurso de Temer que subieron a la red, hasta que el mismo portal electrónico de la Presidencia subió el discurso en donde quedó en claro que Temer había dicho lo que había dicho:

"Y hace muchos meses, diez o doce meses, cuando yo todavía era vicepresidente, se publicó un documento titulado 'Un puente al futuro' porque nosotros sabíamos que le sería imposible al gobierno seguir en el curso que llevaba. Nosotros sugerimos que el gobierno adoptara la tesis presentada en ese documento llamado 'Un puente hacia el futuro'. Pero, debido a que esto no funcionó y el plan nunca se adoptó, se estableció un proceso que culminó con mi instalación como Presidente de la República. Y lo primero que yo estoy haciendo en este período es precisa y correctamente, hacer valer la realidad económica en el país".

Temer especifica cuatro prioridades de "realidad económica", empezando con enmendar la Constitución para ponerle un tope a los gastos sociales del gobierno, cuestión que ya logró por 20 años; saquear el sistema de pensiones y las prestaciones laborales y abrirle las puertas a los "inversionistas" extranjeros privados para que "compren" los puertos, ferrocarriles, aeropuertos, carreteras, campos petroleros y gasíferos y el sector eléctrico del país.

Puente hacia el progreso y el futuro, quiso hacer creer, lo que es en realidad un Puente de la infamia.

Tomado de Cubasi

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